Publicado en el Faro de
Vigo el 27 de Enero de 2017
La isla de Ons se acaba
de quedar sin uno de sus isleños y vecinos más conocidos. Una de esas personas
que por sí mismas son todo un emblema: José Vidal Patiño, al que todo el mundo
conocía simplemente como Checho. Durante décadas él y su esposa estuvieron al
frente de Casa Checho, el establecimiento que había puesto en marcha su suegro,
un local que inicialmente se llamaba Casa Goberna [por el apellido de su
suegro] y que era una taberna de marineros y tienda para los isleños. Hoy será
despedido en Bueu, donde se celebrará su funeral y posterior entierro.
Antes de que Ons fuese
espacio natural protegido y se supiese siquiera lo que era un parque nacional
estaban sus isleños... y estaba Casa Checho. El emblemático restaurante sigue
allí, prácticamente es lo primero que ven los visitantes nada más llegar al
archipiélago. Pero desde ayer se encuentra huérfano por el fallecimiento del
hombre que le dio nombre: José Vidal Patiño "Checho". Hace unos años
ya había fallecido su esposa, Elvira Goberna, cuya familia fue la que abrió
originalmente el local. Era una taberna para marineros, que además también
funcionaba como tienda en la que se vendían alimentos y otro tipo de artículos
para los vecinos que vivían en la isla. En aquellos primeros tiempos se llamaba
Casa Goberna porque su propietario era Arturo Goberna, luego suegro de Checho.
Aún faltaban muchos años y décadas antes de que el boom del turismo llegase a
Ons y se viese como una fuente de ingresos y riqueza.
Checho era uno de esos
isleños de pura cepa, de los que nació en Ons y vivió en la isla mientras pudo
y la salud se lo permitió. "Cuando se murió mi abuela se vino para Bueu,
pero durante los veranos estaba siempre en Ons y en el restaurante. Era una
especie de relaciones públicas porque era muy querido y cercano", cuenta
Pepe, uno de sus nietos. Ni siquiera su salud ni los 88 años le privaban de
acudir siempre que podía a la isla. Una isla en la que empezó trabajando muy
joven en la explotación y extracción de la piedra con la que se construyó el
muelle de Ons. Luego se casó con Elvira Goberna Touriño y comenzó su andadura
en la taberna que tenía su suegro, que pasado el tiempo sería el hoy
restaurante Casa Checho. El primero que se abrió en Ons y por el que han pasado
políticos de todos los partidos, grandes empresarios, deportistas de primer
nivel y hasta reyes. Allí estuvo el rey Juan Carlos I y el rey Felipe VI,
cuando todavía era príncipe, durante la catástrofe del Prestige.
La ascendencia de Checho
en Ons va incluso mucho más allá. Durante muchos años fue el alcalde pedáneo de
la isla, nombrado directamente por el entonces Gobierno Civil de Pontevedra
[hoy Diputación de Pontevedra]. Entre sus deberes y obligaciones estaba la de
cobrar los impuestos y los arriendos que debían pagar los vecinos, el
equivalente "a la contribución urbana".
Durante la década de 1980
el turismo comenzó a llegar a Ons en mayor medida y empezaron a vislumbrarse
algunos de los problemas que aún continúan hoy, como el reconocimiento de los
derechos históricos de los isleños, sobre todo el de la la propiedad de sus
casas. Durante su larga etapa como alcalde pedáneo defendió que era
"imprescindible" encontrar la fórmula legal necesaria para que los
isleños fuesen los propietarios de los inmuebles que habitaban, viviendas que
habían sido construidas por sus antepasados.
"Después de 200 años
los vecinos tenemos nuestros derechos; nos echaron de la isla y estamos
dispuestos a luchar por lo que es nuestro", decía en agosto de 1982 en
FARO. Siempre defendió la compatibilidad entre el turismo y conservar los
valores naturales de la isla, muchos años antes de que siquiera se imaginase la
posibilidad de un Parque Nacional Illas Atlánticas. "Hay que definir con
claridad cuál va a ser el destino de Ons, que quede descartado construir una
urbanización que estropee todo", decía en la misma entrevista.
"Quizás una de las cosas que más lamentaba es que nunca se nos ha llegado
a reconocer esos derechos históricos", confesaban ayer algunos de sus más
allegados.
Tenía tan clara la
importancia de la potencialidad del turismo que ni siquiera entonces veía mal
la incipiente moda del nudismo, a pesar de que en agosto de 1980 se registró en
la isla una agresión a un hombre que hacía nudismo con su familia. "Con
iso do 'desnudismo' eu non me meto. A cousa xa está moi avanzada. A min non me
molesta. Con tal de non ir alí a ter conta deles xa está", decía con mucho
sentido del humor también en agosto de 1982 en FARO.
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