Informacion
tomada del libro "Ons: una isla habitada" por Paula Ballesteros-Arias, Marina Bermúdez
Beloso y Cristina Sánchez-Carretero.
La gente de hoy
son los descendientes de los antiguos colonos de la isla, que desde mediados
del siglo XIX se instalaron en ella. Procedían de la zona del Salnés,
principalmente Sanxenxo, de Noalla y posteriormente de la península del Morrazo:
Loira, Meira, Bueu o Cangas. En un principio, los vecinos de las zonas costeras
más próximas trabajaban las tierras baldías, a las que llevaban el ganado y de
las que recogían el tojo para fertilizar las tierras de labradío de tierra
firme, en una isla que pertenecía a la Iglesia. Será a partir de la Desamortización
de 1836 cuando pase a manos privadas, primero a la familia Valladares y posteriormente
a la de Riobó, cuando algunos de esos primeros colonos decidan asentarse definitivamente
en la isla enfrentándose a las roturaciones de unas tierras que llevaban sin trabajar
siglos. Ellos no eran dueños de las tierras y por su uso debían de pagarle una
renta al dueño, o amo, una parte de los frutos de la tierra (el maíz) y los
frutos del mar (todo el pulpo que pescaban se lo tenían que vender).
Lejos de pensar
en una isla bucólica, vacía o alejada, en su momento más álgido llegó a ser
poblada por medio millar de personas que habitaban en ochenta viviendas
agrupadas en barrios: Caño, Curro, Canexol, Pereiró, Cucorno y Centulo.
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