Se trata de una
profunda grieta natural en la tierra, muy cerca del acantilado marino, de forma
circular, situada al sur de la isla y que se comunica con el mar por medio de
una gruta. Esta formación geológica forma parte de las visitas turísticas de la
denominada "Ruta Sur" (Villas et al. 2005, 185-86).
Además del propio
agujero, rodeado por un cercado de piedra, hay dos cruces en las rocas del
entorno en memoria de los allí fallecidos. Una de ellas en memoria de un
militar (18-10-63 E), es de hormigón con estructura de hierro. Otra de las
cruces se colocó en memoria de un joven fallecido en los años 90. La cruz es de
granito con las lindes de los brazos grabados como motivos florales. En la cruz
está grabado su nombre, ÁNGEL, con las fechas de su nacimiento y de su muerte:
27-11-71 / 16-08-93.
Esta profunda
depresión geológica se conoce con el nombre de "Buraco do Infierno",
posiblemente haciendo alusión a su comunicación directa con el inframundo. Alonso
Romero, en relación con las posibles leyendas asociadas al agujero dice así: “Personalmente
he visitado varias veces el burato do Inferno y he intentado recoger información
popular sobre él, pero no encontré, o no se conservan, ni leyendas, creencias,
cultos o supersticiones relacionadas con esta sima, a no ser el profundo temor
que inspira a los isleños por ser lugar muy peligroso dado lo fácil que es,
debido a la inclinación del terreno, el resbalar y caer en su tenebrosa boca. Los
pescadores suelen entrar en sus dornas por la furna o gruta marina con la que se
comunica con el mar. Es un lugar donde abundan los mariscos y anidan infinidad
de aves marinas. Si el burato do Inferno estuvo o no vinculado en la Antigüedad
a alguna creencia en relación con el Otro Mundo, ésta desgraciadamente se ha
perdido” (Alonso Romero 1981, 298). Sin embargo, en la revista "O
Candil" coordinada por Arturo Sánchez Cidrás y hecha por el profesorado y
alumnado del CEIP A Pedra de Bueu, en el número 15 (1997) dedicado a los cuentos
y leyendas recopilados por los niños y niñas a través de entrevistas hechas a
sus familiares, encontramos varias referencias a este buraco:
“Hai un buraco
que se tiras unha pedra óese como se estiveras cortando unha árbore. Por terra non
se pode ir pero por mar sí, e cando a marea está chea mírase a auga desde
enriba”. María del Carmen Reiriz. “En días de temporal óense berros e salaios
das almas que ten atrapadas o diaño”. María Jesús Acuña. “Un soldado ao
achegarse sentiu como se o estiveran empuxando para que caíra e así pasou. Foron
varias as expedicións a dentro del, pero non o atoparon. Sospeitase que o
soldado estea nun asento de pedra”, José Manuel Sánchez Dosantos, cuenta de su
padre (Sánchez Cidrás 1997, 19).
Información tomada del libro "Ons: una isla
habitada" por Paula Ballesteros-Arias, Marina Bermúdez Beloso y Cristina
Sánchez-Carretero.
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