La isla de Ons
estuvo habitada de forma permanente desde el siglo XIX. A mediados del s. XX es
cuando se registra el mayor nivel de ocupación. A partir de ese momento
comienza su caída, especialmente a partir de los años 70/80 que será cuando
comience el acelerado descenso de su población, sus viviendas queden en estado
ruinoso y los campos de cultivo abandonados. En la actualidad en la isla viven
de forma permanente aproximadamente media docena de personas, además de varios
trabajadores del Parque Nacional (un guarda y varios operarios). Esta población
se ve incrementada notablemente en época estival, cuando la mayor parte de las
familias retornan a sus casas, aumenta el número de empleados del Parque
Nacional, y el turismo hace patente su presencia, dando lugar a un gran
dinamismo social y favoreciendo un creciente impacto en la economía local.
Ons está lejos de
ser una isla deshabitada. La vida, la muerte, las fiestas, las enfermedades,
las sanaciones, los remedios, el fuego, los cuentos, las leyendas, el viento,
el mar, la tierra... el conocimiento de la gente de la isla aún está en la memoria
de algunos, creando también otra nueva. Los que quedan son los herederos del conocimiento
absoluto de su territorio y del ciclo de la vida y de la muerte que en él se
mezclaban.
Información tomada del libro "Ons: una isla
habitada" por Paula Ballesteros-Arias, Marina Bermúdez Beloso y Cristina
Sánchez-Carretero.
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