Se trata de uno
de los dos lavaderos situados en la zona de la Entenza, profunda vaguada, de
pendiente acentuada, donde hay una zona boscosa con carballos, castaños y pinos
que se extiende desde el barrio de Cucorno al de Curro. Concretamente este
lavadero se sitúa en la parte alta de la Entenza.
Es de pequeñas
dimensiones, de planta rectangular, captando el agua por el lado oeste y siendo
la sobrante canalizada por el este. Está hecho a base de cemento, ladrillo, hormigón
y mampostería de piedra. La piedra de lavar se dispone de forma lineal y
destaca detrás de ésta un banco corrido para las lavanderas. El pilón, hoy en día,
está colmatado de tierra y vegetación al igual que el resto de la construcción.
En la esquina noroeste hay una hornacina que puede corresponderse con el
espacio de la mina donde se podía coger directamente el agua para el servicio
doméstico. La cubierta es a dos aguas de placa de hormigón sin cubrimiento de
teja.
Posiblemente el
topónimo de Entenza provenga de tenza, nombre con que se denomina a cada una de
las porciones de terreno en el que se divide un monte o también a un terreno de
cultivo perteneciente a todos los vecinos. De hecho esta fue una zona de
cultivo intensivo, como lo testimonian los aterrazamientos construidos siguiendo
las curvas de nivel y cuyos restos son visibles hoy en día. A través de la
fotografía aérea de 1945, además de verse esas estructuras, también puede
verse, al sureste de Entenza, una porción de monte de donde obtendrían parte de
la madera los vecinos de la isla.
Información tomada del libro "Ons: una isla
habitada" por Paula Ballesteros-Arias, Marina Bermúdez Beloso y Cristina
Sánchez-Carretero.
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